por Gendyn Rinpoche
Un signo de esa claridad es que percibimos nuestro propio
cuerpo dormido. No lo vemos compuesto de carne como normalmente lo percibimos
sino como un objeto transparente brillando con luz radiante viniendo del lama
en nuestra mente. Si nuestra mente es bastante estable, nuestra mente dormida
percibe nuestro cuerpo tan brillante que puede irradiar luz a todo el cuarto.
Aunque dormidos podemos ver el cuarto y los objetos que hay en él. Podemos ver
claramente que no podemos estar seguros de cuando estamos dormidos o
despiertos. Esto solo es posible cuando uno tiene una maestría completa en la
ocurrencia de las tres experiencias de gozo, claridad y no conceptualización
durante la meditación despierta. Una vez estabilizadas, esas experiencias
aparecen durante el sueño en su forma particular. El hecho de poder ver el
cuarto donde dormimos esta asociado con la clara luz de un tranquilo estado
mental. Este aparece en aquellos que han practicado la meditación shinay. Uno
puede ver el cuerpo tan claramente que pareciera que la luz interior es una
imagen de destellos de luces de diferentes colores. Y si la meditación es muy estable
es posible incluso moverse, la mente se mueve dentro del cuarto e incluso a los
lugares adyacentes. Uno puede viajar de un lugar a otro. Esta es una
explicación teórica de las posibles experiencias que uno puede tener mientras
dormimos si meditamos lo suficiente durante el día. Querer alcanzar estos
estados no es suficiente, ellos son el resultado natural de una profunda y
frecuente meditación.
Esas experiencias no crean ninguna ansiedad en la mente. La
mente descansa en el mismo estado que cuando practicamos una profunda
meditación Shinay, esta completamente relajada, muy clara y sin ningún apego.
Esta llena con las tres experiencias de gozo, claridad y no conceptualización.
En ese estado los órganos sensitivos son muy agudos y claros, lo que significa
que podemos ver, oír, oler, sentir y saborear, esas experiencias continúan
llegando a la mente que duerme, pero a diferencia de lo que sucede cuando
estamos despiertos: consideramos todas las sensaciones igualmente,
recibiéndolas felizmente. No consideramos, por ejemplo, que algunos sonidos son
muy fuertes o insoportables. A medida que la meditación despierta progresa y
nos libramos nosotros mismos de las experiencias shinay y desarrollamos una
profunda meditación de sabiduría primordial, la clara luz del sueño se hace más
brillante y se libera a sí misma de estas experiencias. Esto aparece
naturalmente. No necesitamos cambiar la técnica o practicar otra meditación
mientras caemos dormidos. Simplemente necesitamos mantenernos en la practica y
orarle al lama antes de dormirnos y por el poder de nuestra meditación
despierta la meditación apropiada ocurrirá durante el sueño.
Este tipo de meditación también se desarrolla al momento de
la muerte. Aquellos que tienen una fuerte experiencia meditativa alcanzan la
Budeidad en los segundos que siguen a la muerte y no tienen que experimentar el
bardo. Para aquellos que practican regularmente una meditación sin
perfeccionarla, la consciencia se establece en un estado similar al de la
meditación que practicaba mientras estaba vivo (shinay, lhaktong o mahamudra).
Si esto no conduce a la liberación un pensamiento sutil aparecerá en la mente y
disparará en la mente la experiencia del bardo. Es similar al dormir, pero un
pensamiento sutil durante el dormir nos conducirá a un sueño en vez del bardo.
Tan pronto como el sueño aparece, un buen meditador se proyecta a sí mismo como
una deidad y aparece como tal en el sueño, realizando que todo es una ilusión y
manteniendo ese estado de consciencia mientras dure el sueño. Cuando hay menos
capacidad, uno comienza a soñar y al cabo de un rato se da cuenta que esta
soñando. Nos damos cuenta del carácter ilusorio del sueño creado en nuestra
mente. Con esa realización de la naturaleza del sueño, nada que suceda en él
puede hacer que el soñador sufra.
Cuando realizamos que el sueño no es real y es sólo una
ilusión o el juego mágico de la mente no se crea ningún apego durante el sueño.
Aprendemos a mantener la mente en la naturaleza última mientras dormimos. No
utilizamos el sueño para tratar de hacer o llevar a cabo algo, ni para
encontrarnos con personas en diferentes lugares durante el estado del sueño.
Esa clase de objetivos sólo ayudan a incrementar la confusión del sueño. Estar
conscientes de que estamos soñando ayuda a comprender la naturaleza del sueño,
la realización de que es una creación mental de una mente confundida. Esas son
solo experiencias y sensaciones que se sienten durante el sueño y que se
purificarán naturalmente. Ese proceso es el camino de la meditación durante el
sueño.
De todas las experiencias, aquella que más acarrea
sufrimiento es la que no se puede evitar: la muerte. Sólo la práctica del
Dharma es realmente eficiente al momento de la muerte. Nuestra única protección
en ese momento viene del lama y de las tres joyas (Buda, Dharma, Sangha). Para
un beneficio efectivo en la eliminación del sufrimiento al momento de la muerte
es necesario haber realizado suficiente práctica del Dharma en vida y de haber
orado regularmente al lama y las tres joyas. En cada circunstancia feliz o
infeliz de nuestra vida debemos orarle al lama y a las tres joyas y cuando
experimentamos fuertes sufrimientos debemos pedir por protección y refugio.
Entonces al momento de la muerte nuestra petición por protección y refugio será
verdaderamente efectiva.
Asimismo, aunque nuestras pesadillas nos asusten y produzcan
un intenso sufrimiento, si practicamos y tomamos refugio durante la vigilia, la
misma tendencia se manifestará en el sueño. Nosotros le oramos al lama y a las
tres joyas dentro del sueño. Nuestra plegaria es escuchada y el sueño es
transformado de modo que la causa del sufrimiento desaparece. Tenemos el mismo
resultado cuando meditamos en el vacío en nuestro sueño. Mediante la
realización del carácter ilusorio del sueño no necesitamos temer, porque vemos
que la situación atemorizante y la persona que esta siendo atemorizada son
inseparables. No hay una realidad de objeto - sujeto. Esa realización
inmediatamente nos libera de la situación.
En nuestro estado presente, cualquier pensamiento, idea o
sentimiento que experimentamos en nuestra mente, inmediatamente nos captura.
Nosotros seguimos el pensamiento, sentimos el sentimiento y actuamos bajo su
influencia porque creemos en la realidad de ese pensamiento o sentimiento.
Ellos aparecen y estamos convencidos de que son permanentes, concretos y
representan la motivación de nuestros actos. Pero esos pensamientos, sean
conceptos o emociones, no tienen realidad. Son solo expresiones de la mente
-irreales, intangibles, de corta duración- son simplemente un juego de la
mente, similares a una ilusión o un sueño. Una vez que desarrollamos esa
consciencia no estamos tentados a seguir los pensamientos y emociones que
surgen, no somos arrastrados por su influencia y estamos libres de sus trucos.
La práctica durante la vigilia permite que la misma reacción que aparece en las
noches durante el sueño pueda ocurrir después de la muerte, en el estado del
bardo, donde experimentamos varias ilusiones y alucinaciones. Cuando realizamos
que son solo un juego de la mente, podemos rápidamente liberarnos de esas
ilusiones. Ese estado mental, libre de todas las nociones de objeto y sujeto,
debe ser cultivado durante la vigilia y debemos confiar profundamente en él.
¿Cuál es el propósito del Dharma? Su propósito principal es
permitirnos actuar de modo útil al momento de la muerte. Para aquellos que
practican las enseñanzas del Buda durante su vida, la experiencia de la muerte
no es terrible porque es un evento cuyos pasos y procesos son conocidos. Tales
practicantes se mantienen conscientes y confiados durante la experiencia y la
aceptan tranquilamente. Gracias a la práctica del Dharma podemos saber que
hacer y como evitar las trampas al momento de la muerte. Se pueden utilizar
muchos métodos. El más simple consiste en pedir sinceramente un renacimiento en
la tierra pura del Buda Amithaba, la tierra del Dewachen. Amithaba expresó
fuertes deseos de que cuando se iluminara de su mente apareciera un mundo el
cual fuera accesible a todos los seres sin excepción. Su deseo fue que
cualquiera que confiara en su tierra pura y pidiera profundamente renacer en
ella pudiera hacerlo sin dificultad. Cuando alcanzó la iluminación su deseo se
hizo realidad y de la mente pura de Amithaba se manifestó un mundo accesible a
todos. El Buda Sakyamuni describió esa tierra pura: el mundo del Dewachen.
La práctica no es sólo útil al momento de la muerte; es
también de gran valor en nuestra vida porque puede erradicar el sufrimiento que
encontramos. Practicar el Dharma nos permite la transformación de cualquier
situación en algo útil. Nos liberamos del sufrimiento y lo transformamos en
felicidad. Así que es necesario tener una confianza total en esa cualidad de la
práctica de las enseñanzas del Buda.
La mejor practica para nosotros es la meditación en el Buda
Ojos Amorosos, y la repetición de su mantra: OM MANI PEME HUNG. Ojos Amorosos
es la expresión de la compasión de todos los Budas la cual aparece
simbólicamente bajo esa forma para ser accesible a todos los seres. Esa
compasión esta siempre vinculada con el vacío. Si meditamos en Ojos Amorosos y
repetimos su mantra, el amor y la compasión se desarrollan naturalmente en el
flujo de nuestra mente, y la experiencia del vacío surge lentamente. Se dice en
las enseñanzas que si cultivamos la compasión y el amor, eventualmente la
verdadera realización del vacío del Dharmakaya aparecerá en nosotros. Es bueno
practicar regularmente esa meditación con gozo y confianza para fortalecer en
nosotros el deseo de renacer en el Dewachen. La presencia constante de ese
deseo en nuestra mente asegurará que al momento de la muerte estaremos más allá
del deseo de vivir una vida en particular en este mundo. Toda nuestra atención
estará focalizada en el deseo de renacer en la Tierra Pura de Dewachen. Si no
tenemos dudas y lo deseamos desde el fondo de nuestro corazón, es seguro que
ocurrirá.
Al momento de la muerte, debemos estar libres de todo temor
y no pensar que podemos experimentar sufrimiento. Al contrario, debemos
recordar todas las acciones positivas cometidas en nuestra vida y dedicarlas al
beneficio de todos los seres vivos. Imaginamos que ellos se benefician de los
efectos de nuestro buen karma, que son felices y que ese buen karma los
beneficiará en su camino hacia la iluminación. Ayudar a las personas de esa
forma generará un sentimiento en nosotros de gran alegría. Entonces tomamos
todo el sufrimiento, enfermedades y obstáculos de todos los seres. Imaginamos
que se mezcla con nuestra propia experiencia de muerte y deseamos profundamente
aniquilar todo sufrimiento y karma negativo. La mente se estabiliza en un
estado libre de toda dualidad y fuertemente desea que luego de la muerte,
nuestro cuerpo, habla y mente se unan para beneficiar a todos los seres.
Deseamos: "Cada vez que las personas tengan una necesidad, o piensen en
algo que deseen, puedan mi cuerpo y mente transformarse en algo que ellos
puedan disfrutar". Morir con ese deseo en mente crea un renacimiento con
las condiciones favorables para la iluminación. Renaceremos con una mente
despierta que en esa nueva vida nos permitirá alcanzar la Budeidad rápidamente
porque estamos beneficiando a otros efectivamente. Renaceremos con muchas
cualidades y capacidades físicas que nos permitirán ser de máxima ayuda a todos
los seres. Esa es la razón por la cual es tan importante expresar ese deseo al
momento de la muerte, y morir con ese estado mental.
Esa actitud puede ser transmitida cuando estamos ayudando a
alguien que esta muriendo. Debemos hacer todo lo posible por asegurarnos que la
persona esta muriendo con un estado mental positivo. Aún si la persona no
conoce las enseñanzas del Buda y por lo tanto no puede practicar los métodos
mencionados anteriormente con determinación, podemos animar a la persona para
que muera con una mente tranquila. El estado mental de la persona que esta
muriendo es lo más importante. La persona experimenta intensas emociones,
sufrimiento, esta muy agitada, nerviosa, temerosa y muy débil, todo esto
desestabiliza la mente. Debemos mostrar siempre gran gentileza en nuestros
gestos físicos y nuestras palabras, y debemos evitar cualquier acción o palabra
que cause ira en la persona, o sentimientos de celos u orgullo, o cualquier
emoción que cause circunstancias desfavorables en la muerte.
Al momento de morir, debemos evitar absolutamente el odio,
la rabia, los celos y el orgullo, y debemos asegurarnos que otras personas no
experimenten tales emociones al momento de su muerte. Si por nuestra actitud o
nuestras palabras inducimos a la rabia a una persona que esta muriendo, la
presencia de esa fuerte emoción en el momento justo de la muerte crea un karma
negativo cuya consecuencia inmediata es un renacimiento en los reinos
inferiores. Si nosotros somos la causa de esa emoción somos los responsables de
ese renacimiento bajo, lo que crea un karma negativo para nosotros mismos. Por
lo tanto debemos adoptar modales gentiles y cuidadosos con la persona que esta
muriendo y debemos evitar cualquier acción o palabra capaz de torturarlos. Si
tal actitud positiva es practicada hacia los moribundos, entonces al momento de
nuestra muerte evitaremos cualquier emoción negativa que nos conduzca a un
renacimiento en los reinos inferiores.
¿Por que es tan importante el momento de la muerte?. Ese es
el momento donde la mente esta libre de cualquier apego al cuerpo y al mundo.
La mente esta perfectamente desnuda, completamente llena de consciencia vacía y
por lo tanto muy poderosa. El más pequeño pensamiento en ese estado mental
automáticamente tiene un enorme impacto. Si ese pensamiento es una emoción, la
mente es inmediatamente trasladada a un reino basado en esa emoción. Mientras
estamos vivos no podemos entender lo que ese estado significa porque no
experimentamos la mente perfectamente desnuda. Estamos constantemente
conceptualizando el mundo y nuestro propio cuerpo, así que nunca experimentamos
la desnudez. Mientras estamos vivos estamos constantemente agitados por
pensamientos e ideas. Estamos experimentando también un flujo constante de
distracciones externas. Una parte de esa agitación es placentera, se ajusta a
nuestra posición actual y no genera ninguna reacción negativa en nuestra mente.
Pero otras situaciones pueden generar perturbaciones y confundir la mente. Ya
sea que disfrutemos o no de una situación es importante no reaccionar con
nuestro primer impulso. Debemos aprender a evitar que nuestra mente sea
influenciada por las ideas y reacciones que surgen en ella misma. Debemos
mejorar nuestra vigilancia. Sea lo que sea que hagamos debemos permanecer
totalmente conscientes de lo que sucede en nuestra mente, de modo que no
reaccionemos automáticamente sin tiempo de pensar cual es la mejor respuesta.
Sin esa vigilancia una mente negativa, crea circunstancias negativas que se
convierten en reacciones negativas, creando aún más karma negativo. La única
solución para salir de ese círculo vicioso y evitar renacer en una vida llena
de sufrimientos es desarrollar una consciencia pura y una vigilancia siempre
presente.
Al momento de la muerte, ofrecemos nuestro cuerpo, habla y
mente y todas nuestras acciones positivas pasadas a todos los seres, con el
deseo de que satisfaga sus necesidades y los ayude a alcanzar la iluminación.
Entonces dejamos a la mente descansar en la intención pura de renacer en la
tierra de Amithaba. Visualizamos al Buda Amithaba enfrente de nosotros para
ayudar a mantener esa idea en la mente. De hecho es el lama raíz el que aparece
bajo la forma de Amithaba. Lo dibujamos muy claramente y desarrollamos una
fuerte confianza en su presencia. Le ofrecemos todas las riquezas obtenidas
durante nuestras vidas, todas nuestras pertenencias incluyendo nuestro cuerpo,
sin guardar nada para nosotros mismos, sin olvidar nada. Estamos conscientes de
que nuestros apegos son obstáculos para un renacimiento en la tierra pura de
Amithaba. Le ofrecemos todo a Amithaba y nos sentimos libres de cualquier
atadura a nuestra vida que acaba de terminar.
Si continuamos experimentando apegos, nuestras antiguas
posesiones nos preocuparan después de la muerte. Tendremos visiones de otras
personas tomando nuestras posesiones, lo cual producirá celos y nos aturdirá.
Esas emociones nos llevarán hacia reinos bajos de existencia. Urge entonces
ofrecer absolutamente todo, incluido nuestro cuerpo, a los Budas para que no
exista ningún obstáculo; de esta forma nada genera apegos y nos aseguramos de
seguir nuestro camino a la liberación. Así que al momento de la muerte debemos
fijar nuestra mente en el deseo de alcanzar el Dewachen y enfocar nuestra
consciencia en ese objeto. Si mantenemos el deseo de renacer en Dewachen, y
estamos conscientes de la presencia de Amithaba, nuestra consciencia
naturalmente abandonará nuestro cuerpo, e irá directamente a la tierra de
Amithaba. Nuestro renacimiento ocurre inmediatamente dentro de una flor de loto
en la tierra del Dewachen. Esa flor de loto se abre y aparece para nosotros la
tierra pura. Nuestro cuerpo no esta hecho de carne y sangre sino de luz. Ese
renacimiento instantáneo que podemos llamar milagroso es de hecho fácil de
realizar.
Una vez que renacemos en la tierra pura de Dewachen ningún
esfuerzo es necesario. Todo lo que deseamos o queremos aparece espontáneamente,
sin necesidad de trabajar o hacer algo. Si queremos ir a la tierra pura podemos
aparecer instantáneamente allí sin necesidad de ningún sistema de transporte.
Viajamos instantáneamente en el cuerpo espiritual. Podemos también dejar el
Dewachen para ayudar a las personas en el bardo, donde van de una vida a otra
en un estado de confusión, podemos manifestarnos en ese estado intermedio y
seguir ayudando a las personas eficientemente. También es posible reaparecer en
los mundos ordinarios de los reinos vivos para ayudar a los seres. Todas esas
experiencias se realizan sin sufrimiento y sin la necesidad de nacer o morir
porque estamos más allá de esos estados. En la tierra pura del Dewachen
constantemente escuchamos, memorizamos y entendemos las enseñanzas directamente
del Buda Amithaba. Así automática y espontáneamente nos volvemos Budas y
Bodisatvas sin seguir el largo y complejo camino de seguir los pasos uno por
uno. Dentro del corazón de Amithaba hay una esfera de luz que contiene a Guru
Rinpoche. Del corazón de Amithaba emergen una cantidad enorme de Guru
Rinpoches. Todos ellos actúan para beneficiar a todos los seres en diferentes
estados de existencia. De la mano derecha de Amithaba surge una constante
cadena de representaciones de Chenrezig que actúan para el beneficio de todos.
De su mano izquierda millones de Taras Verdes fluyen para proteger a las
personas del temor y liberarlas del sufrimiento.
Debido a que realizamos algunas acciones negativas en nuestras vidas pasadas renacimos en esta vida con un cuerpo hecho de diferentes elementos cuya naturaleza produce sufrimiento. Eso significa que nuestra vida actual es la realización de la noble verdad del sufrimiento. Nuestra vida humana actual es muy corta comparada con el tiempo que continuaremos en los ciclos de renacimiento hasta que alcancemos la liberación. Desarrollar la motivación de renacer en el Dewachen en el momento de la muerte es la manera más efectiva de evitar cualquier posibilidad de renacer en esos estados de sufrimiento. En el momento de la muerte debemos decidir cortar con cualquier apego a esta forma de vida, a este sufrimiento que es nuestro cuerpo y mente, e ir directamente al Dewachen. Eso detendrá completamente el ciclo de existencias y el sufrimiento asociado a el.
Esas explicaciones son un poco como abrir la puerta al
Dewachen. Para ir allí uno simplemente necesita seguir las instrucciones que
han sido dadas.
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